El amor y la seguridad
La seguridad se presenta diariamente en cada palabra que se pronuncia con total convicción de que así será. Se presenta con certezas que van de la mano con la realidad objetiva que cada uno experimenta.
El contacto con la verdad en cada pensamiento, libera toda duda. Somos capaces de funcionar con ideas equivocadas toda la vida, y nos podemos engañar a nosotros mismos.
Podemos comunicarnos con personas que tienen estas ideas equivocadas en la mente, y podemos repetirlas sin pensar un sin número de veces, hasta que entendemos porque vivimos realidades no deseadas.
Concretar lo que deseamos para nosotros mismos tiene que ver con el descarte de toda la falsedad que existe en nuestro interior, en aclarar toda confusión y arrancar de raíz toda idea que no tenga que ver con la realidad objetiva.
La enorme cantidad de información que consumimos genera el engaño constantemente, por eso, estar despierto es poder no solo ver, sino también discernir mientras lo vamos haciendo, puesto que en donde nos apegamos a una idea falsa, entonces empezamos a engañarnos, y el resultado que se produce afuera es sencillamente la falta de amor.
Entender cómo funciona nuestra mente es de vital importancia para eso, ver que hay detrás de la mente que piensa, detrás de cada acción, detrás cada estado anímico, es el principio para “leer lo que está programado”, y empezar el proceso de reprogramación. La reprogramación consiste en una nueva actividad mental que incentive la discriminación y la vinculación en todo momento con la verdad. Insisto, leída desde nuestro aspecto “programador”, que existe, que es parte nuestro, y que puede haber funcionado escribiendo un código dictado por otro toda la vida (programas familiares, sociales, culturales, etc.).
¿y cómo discrimino la verdad? ¿y cómo se quien escribe el nuevo código?
Ahí está el quid del laberinto. Por eso estar atentos a lo que nos dice nuestra mente integrada con nuestro corazón. Esa integración define la diferencia, la verdad es algo que resuena adentro nuestro o no resuena. Cada verdad descubierta, son velos que se caen, por lo tanto, estar abiertos a aprender a través de la experiencia, nos asegura seguir integrándonos en este mundo desde la conciencia.
Los ingredientes para vivir plenamente son pensamientos para la creación de mi plenitud y valor para concretarla.
El amor en relación con la seguridad, es que se busca afuera la seguridad no hallada adentro, el amor no hallado adentro afuera. Quizá esa falta de seguridad adentro también sea en parte porque no sabemos lo que es verdaderamente el amor, y porque somos movilizados por la errónea idea de lo que es el amor, y esto irremediablemente nos aleja más de nosotros mismos.
La presencia auténtica surge de reencarnar en cada instante la voluntad de existencia en sí misma. Transcender los límites propios autoimpuestos inconscientemente, para lograr la libertad eterna del espíritu. Ahí, muchos hablan de sueños, y los sueños sirven para liberar ciertas ataduras, pero abrazar otras, lo que el humano busca siempre en realidad es la libertad definitiva, de toda ilusión, el encontrarse en todo momento con la verdad, y cada uno materializa lo que le resulte más apropiado para mantener esa conciencia.
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